lunes, 28 de febrero de 2011

¡Estúpida máscara!

No saber cómo expresar mis sentimientos por miedo a los demás. Llevar siempre una careta intentando aparentar normalidad... Sonreír siempre y no dejar que vean mi interior. Sentirme incomprendida por no encontrar nadie que vea el mundo como yo...
Y de repente, apareces tu... Me enseñas tu máscara, me gusta. Nos empezamos a conocer, me encantas... Y, un día, te quitas esa absurda careta de fuerte, egocéntrico, chulo y prepotente... Sueltas una lágrima, me rompes el corazón, me siento impotente. Empiezas a expresar tus emociones, siento que me lees la mente. Siento que no estoy sola en el mundo, que hay alguien que ama como yo... Intento expresarlo, pero no sé cómo... Me malinterpretas, se me parte el alma... ... 
Vuelve a darme miedo expresarme, intentar abrir mi corazón... Me gustaría tanto poder decirte todo lo que siento, lo que veo, lo que amo, lo que hay dentro de mi... Pero no me salen las palabras, solo miradas. No puedo hablarlo, sólo escribirlo... No puedo decírtelo, me da miedo...
Y es que, te has hecho una idea equívoca de mí...
Tan sólo... Perdóname... ...

Dulce muerte...

Estaba ahí... mirándome fijamente. Sus ojos se habían tornado rojos como el fuego, o... como la sangre. Estaba sediento, y yo acorralada... Sentía verdadero miedo, y él cada vez se acercaba más a mi. Empecé a percibir su olor, ese olor que me embriagaba tanto, y sin saber como ni por qué, me dejé atrapar por sus frías y gélidas manos. El cabello le tapaba la cara y sus ojos brillaban hoy más que nunca. Se acercó tanto que yo ya no le veía el rostro. Me abrazó suavemente, y mientras me besaba los labios, acariciaba suave y delicadamente mi cuello. Fue besándome lentamente hasta que llegó la garganta. Se detuvo y noté como abría su boca, hasta que al fin, clavó sus colmillos en mi cuello. Noté el calor de la sangre recorriendo mi cuerpo y sus manos, para finalmente convertirse en gotas que caían al suelo. Noté como me succionaba la vida, como me desangraba... Noté como se desvanecían mis fuerzas, como poco a poco él usaba más y más fuerza al succionar y al agarrarme... Hasta que por fin, perdí el conocimiento. Él no podía parar, ni si quiera se percató de mi desfallecimiento. Succionó hasta la ultima gota de mi sangre. Abrió los ojos, llenos de lagrimas, y soltó mi cuerpo muerto cuidadosamente sobre la alfombra de la habitación.

viernes, 25 de febrero de 2011

...¿Qué es la muerte?...


Dime, ¿qué crees tu que es la muerte?
¿Un balazo en mitad del corazón?... No...
¿Una enfermedad que consuma el cuerpo?... ¡Tampoco!
¿Un veneno que corrompa la sangre?... ¡No, señor...!
La muerte... es cuando el mundo te olvida...

Aquel mágico beso...

Me abrazaste y tu aroma se quedo impregnado en mi ropa... Aquel aroma que me embriaga... que me hace recordar...
Todavía hoy puedo sentir tus labios contra los míos, como aquel fugaz beso de locos... deseaba quedarme junto a ti toda la noche, no separarme de ti en ningún momento... quedarme abrazada a ti... pero el tiempo no lo permitía... y tuvimos que separarnos... Yo intente hacer como si no hubiese pasado nada, pero en realidad el corazón se me salía del pecho. Rogaba en silencio para que me parases y me dieses otro de esos besos... que me hiciese volar de nuevo... pero tu ya te habías ido...
Esa noche todo cambió...

...26/08/10...